El precio por hora, todos tenemos uno.
Como diseñador freelance uno de las primeras dificultadas con las que me he encontrado ha sido establecer mi propia lista de precios. Dudaba si era mejor tener paquetes de precios fijos y añadir algún cambio dependiendo del proyecto o si darle a cada proyecto que me llegase un precio personalizado. Me preguntaba por el contrario si lo más lógico era establecer un precio por hora de mis servicios.
Cuando intentaba estipular un precio por hora llegaron a mí un sinfín de páginas como ésta en las que puedes hacerte una idea de cuánto necesitas facturar para poder pagar tus gastos fijos y ganar algo de dinero como cualquier ser humano. Me preguntaba por qué sería tan complicado estipular un precio/hora con el que estar conforme y que no me diese vergüenza decir a mis clientes. De repente me vi intentando justificarme a mí mismo el porqué de ese precio. Como si fuese a cometer un crimen, me ponía nervioso con cada email en el que hablaba de mis tarifas. Me sentía mal, como si pedir dinero a cambio de trabajo fuese algo horrible, que me hacía mala persona, o peor, mal profesional. (más…)
Como todos sabéis, Apple es una de las empresas mas valiosas del planeta. Cada año suma beneficios y cada año nos sorprende con nuevos productos que lanza al mercado con un séquito de fans que los esperan. Aunque es cierto que hace algunos años que ya no está a la vanguardia en innovación tecnológica, Apple consigue crear un mundo al que muchos queremos pertenecer.
Pero en esta ocasión os quiero contar una experiencia personal que me ha hecho vivir en primera persona lo que realmente es la marca Apple. No han sido sus novedosos diseños ni la sencillez de su interfaz. Han sido sus empleados, los que gracias a un buen engagement han conseguido transmitirme su filosofía.
Hace unos días se rompió la pantalla de mi ordenador nuevo. (más…)
Un cartel que rezaba PRIMARK es lo único que se acertaba a adivinar entre las manadas de personas que se aglomeraban en las puertas del gigante británico. Un señor, que nada tenía que ver con un modelo de catálogo, gritaba entre las cabezas de los seres humanos curiosos que no se podía acceder a la tienda de la manera que uno podía esperar. Se tenía que poner uno a la cola formada por miles de personas en las calles colindantes a la Gran Vía madrileña. Si, he escrito bien calles… Las señoritas (y algún señor) de la calle Desengaño, jamás habían asistido a un espectáculo tan dantesco. Una cola de más de dos manzanas en forma de 8 que tenía su final (o su principio según se mire) en dirección contraria a las nuevas galerías que hoy abrían sus puertas, traseras, al gran público. Una señora escandalizada gemía mientras su amiga, recién salida de la peluquería la convencía para aguantar la más de hora y media de cola que se había formado ya a las 11:00 a.m, hora oficial de apertura. No se veía algo igual desde que Doña Manolita tenía el dudoso privilegio de ser la causante de atascos interminables en la calle más emblemática de la ciudad.
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